El análisis fílmico no tiene por qué ser un compendio de tecnicidades formales sobre la posición de la cámara en tal escena. Lo mejor del cine es, precisamente, la sensación que deja en el espectador después de haber visto la película. Reconocer esa sensación, ser capaz ponerla en palabras y compartirla con otros, es el verdadero análisis cinematográfico. 

Muchas veces vemos cine, y no somos plenamente conscientes de la huella que nos deja, porque no tenemos con quién intercambiar esas impresiones. Por eso, recuperar el debate es tan importante. 

Cada semana veremos una obra, que se elegirá entre todos (a partir de algunas propuestas de la organización, que siempre estarán sometidas a discusión y podrán ser modificadas) y luego pondremos en común las ideas que la película nos ha suscitado. 

Por último, añadir, que todas las ideas y propuestas sobre la dirección que tomará el cineclub serán bienvenidas. Sería genial crear un club en el que se construya un diálogo entre todos, mediante el cual nos enseñemos los unos a los otros nuevas interpretaciones que pudieran haber pasado desapercibidas tras un primer visionado. 

El cine es, después de todo, una experiencia colectiva. Desde que se escribe el guión, hasta que llega a la sala de un cine.